jueves, 21 de octubre de 2010

FELICIDAD COMPARTIDA

ÉL: Son seguramente,
los días más felices de mi vida,
y no es de extrañar,
puesto que a tu lado,
mi reina, todo ha sido,
un continuo descubrimiento.
Para empezar, tu mirada,
tu sabiduría, tu belleza,
el sueño de mi juventud
hecho realidad.
ELLA: Lo primero
es este dilatar
de la felicidad, casi de ensueño.
Y la especifica armonía
de tus caricias,
acercándome sentidos
lejanos, desconocidos,
sensaciones perfumadas
de eternidad.
ÉL Y
ELLA: Y nuestro amor
adquiere dimensiones bíblicas,
un amor que nunca falla,
inmenso, tierno, imponente,
como un verso de Quevedo.
Y juntos nos asomamos,
al porvenir, viéndonos,
ancianos emparejados.

miércoles, 20 de octubre de 2010

BABEL DE SENTIMIENTOS

Estaba absorto, cultivando,
en el jardín
de mis infames ideas,
los incipientes esquejes
de la muerte.
Babel de pensamientos,
abono de luminiscentes reflexiones,
sustratos de negros razonamientos,
y, era mi cerebro,
una exquisita tea,
roja fosforescencia,
antorcha de la ciencia,
efigie de la ausencia,
puñal de la esencia,
espada de la conciencia…
Y ahora sin drogas,
y, era mi cerebro
un aturdido ataúd
de olvido y desamparo,
una voz que chirría
en el desierto,
y era un lamento,
un quejido triste,
en la voz de Camarón,
una hoja amarillenta,
que es hollada,
por el abandono y la pena.

ITINERARIO

Toda dirección única
es un hábil señuelo.
Todo sendero verdadero
tendría que enjuiciar
el trayecto, el recorrido,
nutriéndose en su derrotero
con el riesgo, la duda libertaria.
Todo camino,
espera silencioso,
el exclusivo encuentro,
de nuestra mirada;
la confluencia singular,
de nuestra pisada.
Si fuésemos capaces
de cambiar, trocar, renovar,
nuestro dócil trayecto,
nuestro apacible sumidero.
Si fuésemos capaces,
de canjear, permutar, innovar,
nuestro sereno bagaje,
de desprendernos, de despojarnos,
de la vanidad, del lujo, del poder,
que pomposamente atesoramos,
como quien da una limosna,
nuestro rumbo, incierto,
seria el indicado.
Tal vez, entonces,
nuestro deambular
por la vida
nos llevaría raudo
a la aldea de la utopia.

lunes, 18 de octubre de 2010

PARIA

Anduve tranquilo, sosegado,
por senderos de piedras,
en el temor, sabiendo,
que un enigma de amor
palpitaba por mí.
Anduve calmo, moderado,
observando el rastro,
del nombre que no sabia,
de la imagen que no veía,
del aliento que no sentía.
Anduve plácido, reposado,
bajo tanto sigilo,
que las palabras tiernas
de ese enigma de amor
se escabulleron…
Sin fuerzas,
para nacer de ti, mi amor.
Huérfano de valentía,
paria de la desazón.
grumete de la apatía
dalit de la aflicción
Anduve sereno, descansado,
por las esquinas de la vida,
por los pliegues sinuosos
de la locura,
anhelando en mi alma,
el velo de tu voz,
la hoguera ardiente,
de tu mirada,
abrazo postrero.

jueves, 14 de octubre de 2010

Ganas de Otoño

ME LLAMO ÍÑIGO MONTOYA. TÚ MATASTE
A MI PADRE. PREPÁRATE A MORIR.


Mudanza en mi corazón,
con tu llegada,
como un barbecho
que se vuelve
recolección.
Las amadas
primeras lluvias,
repiquetean
en mi ventana.
Contemplo
en tu rostro,
intrépido Otoño
nuevos colores,
nuevas sensaciones…
Y camino tranquilo
despreocupado,
sereno,
sobre el crujir
de la hojas amarillas
que me trasportan
a la orilla
de tu amor.
Me gusta
este profundo
mutismo,
ese olor
a tierra mojada.
Tardes plácidas
de lecturas,
noches serenas
de películas,
volver a ver,
una y otra vez,
cien, mil veces,
la Princesa Prometida.
Me gusta
hacerme abismo,
ensimismado
en ti.
Mi pequeño
retoño,
tiempo
de silencio.

miércoles, 6 de octubre de 2010

EL CASTILLO

A la familia de Alhaurin.


Anhelar la mar, la playa, la arena,
el abrazo fornido con la naturaleza.
Correr, saltar, fluir, jugar,
precipitarse hacia la felicidad
y encontrar sólo su esquela.
Hallar en las palabras
el intermitente bienestar,
encontrar en la sombra
del vetusto chamizo,
la precisa conversación
que nutre el corazón.
Cervezas, risas, música,
sacar el jugo de la vida,
y escanciarlo sobre la sombra
del incierto porvenir.
Acariciar como a una princesa
el coloso instante del placer.
Y recordarlo después
una y otra vez, mil veces,
hasta volver despacito,
a la oscura y cruel realidad.