miércoles, 25 de abril de 2012

POEMILLAS IV


XX
¿Hay
camino
sin ella?
El río
va  a la mar
¿Y mi amor
sin ella
donde va?

XXI
Tu amor
me invade.
Yo acato.

XXII
Titilan
en el olvido,
mis
palabras
de amor

XXIII
Era
el amanecer
del lobo
estepario,
la falla
de tu
abandono.

XXIV
Caigo
en el
abismo,
absorto
en ti.

XXV
Esta soledad,
pura, infinita,
esta soledad
de naufrago
del silencio.

XXVI
Réquiem.
Mi amor,
en ataúd
que huele
a tomillo y romero.
Mi amor,
difunto,
sin la
primavera
de tu querer.

XXVII
El dolor empieza
en el aliento,
y acaba
en mis labios
sin los tuyos.



XXVIII

Recuerdo
que tu piel,
como libélulas
iluminaban
mi eternidad.

XXIX

Nos falto llegar
al estribillo,
para ascender
nuestro amor
a leyenda

XXX

Peatón,
de azabaches amaneceres
a tu lado.
Peatón,
por la senda
de tus gestos.

XXXI

Silencio.
Mira mis lágrimas,
vencen al ayer.
Una escena
en blanco y negro,
suspendida
en mi corazón.

XXXII

De aquí al olvido,
camino sin miedo.
Sabiendo
que los hilos del dolor, 
cual marioneta,
moverán mi memoria.

lunes, 16 de abril de 2012

POEMILLAS

La luna
se desliza
por el firmamento,
como
mis besos
por tu piel.


Terminó
nuestro
romance
con eternas
lágrimas.


Muta el amor,
muta de piel,
en el abismo
de mis sueños.


De mi alma
caen
irremediablemente
extraños
versos
de tu olvido.


Mis ojos
son
el gemido
de tu mirada.

Te vi volar,
amada.
sobre
mis poesías.

POEMILLAS 2

Tu mirada
penetrante
corta
el cordón umbilical
de mi pena.

Guardo
la llave
de mi son
en aquellos
olivos centenarios.

En ocasiones
veo
bondad
en la manos
de los hombres.

Los versos
enmohecen
el horror
del olvido.

Tus besos
gangrenaron
mi corazón.

Muchas veces
he pretendido
tu atención
y solo
he conseguido
resignación.

Al son
de tus palabras
nacen
azabaches
crepúsculos.

POEMILLAS 3

En mi alma
hay
atmósfera
de
luto.


Llorar
desconsoladamente
por
los
mordiscos
de
tu mirada.

Soy
un cementerio
descuidado
de amor.

He sido
el error
inocente
de tus besos.

El vaho
de mis versos,
el perfume
de tu tez.

Me engaño
buscando
tu sonrisa
mientras
escribo.

Oh, nena, en el azabache amanecer de tus ojos,
cuando la brisa es más suave
quiero perderme para siempre.

sábado, 14 de abril de 2012

Memoria histórica del hogar

A Francisco Vico
Y yo no te llegue a conocer.
Te asesinaron
delante de una blanca tapia
de efímeros deseos
en un lacónico Jaén.
La negra noche
antes de tu muerte,
escribiste tú carta final
a tu adorada esposa
En ella les decías
que cuidara con ternura
a los niños, uno mi madre.
Noche en que envejece una mujer.
Noche de tristes recuerdos.
Negra noche en que descienden
las estrellas a cavar tumbas.
Historias oxidadas
que enardecen la llama de la razón.
Sigo oyendo los llantos
lóbregos, minuciosos, sedientos,
con su desgarro lírico,
en la memoria histórica del hogar
Y yo no te llegue a conocer.

viernes, 13 de abril de 2012

EL BESO

BESO

Nada más fácil
para un verso
que el abrigo
de tus besos.
Ninguna sensación
encandila
como tu boca.
Como las rosas,
como la luna,
acunada
por el tiempo.
Tus labios rojos
vadean el aire,
buscando
temblorosos
los míos.
Como las ramas,
como las olas,
mecidas
por el viento.
Nada más fácil
para un verso
que la primavera
de tus besos.

jueves, 12 de abril de 2012

RECUERDOS

El hombre que soy
arde en fogata de recuerdos.
Brumosas escenas
de dicha antiguas,
largo paisaje
de sombras funestas.
Derrama pasado
tu llanto, tu risa,
en mi emoción.
Crece triunfal
en mi violeta alma,
porque la redención
esta muy cerca.
Alas, nubes, viento,
espesura de manos, bocas,
ecos, cuerpos, cimiento,
crepúsculos, niebla, mascaras,
entrelazados en la memoria.
A veces los recuerdos
tienden a mi,
como una astilla en los dedos,
otra veces
suavizando los sueños.
Pérfidos, cándidos,
chalados, embelesados,
torpes o granujas.
Recuerdos y recuerdos,
configuración de mi persona.

SILENCIO

Se que estoy solo,
detrás de cualquier puerta
no hay nadie.
Encuentro abandono,
desamparo, galbana.
Donde ayer
estaban tus manos,
tu necesaria voz,
el cielo violeta
de tu figura,
la gracia de tu alma.
Hoy hay ausencia.
Omisión, olvido…
Se fueron con el viento,
como un muñeco roto
que un infante tiro.
¡Jirón de desamor
en el silencio!
No encuentro nada,
a punto de no ser.
Nómada de tu mirada,
gélido invierno,
de tu querer.
Sangre que se diluye
en el sumidero
del olvido,
como devastadora gota fría
en el monte
de mi alma.
Silencio atronador
que me indica
que aunque esté vivo,
sucumbo, me someto
al páramo baldío
de mi vida.