jueves, 11 de julio de 2013

Incompleto

Hoy descubrí, tarde,
eternamente tarde,
que te amaba.

Recuerdo tu sonrisa.
como un helado de vainilla,
tus grandes ojos verdes,
quietos, cálidos, perfectos,
dibujando un bello lienzo.

Una mujer que sabía
saborear el jugo de la vida,
dispuesta a disfrutarlo todo,
desde el sueño hasta el amanecer.

Siempre entre la dicha y el esfuerzo,
sedienta de futuro,
como un poema sin escribir,
como el rumor de los mares,
como la princesa prometida.

Y es el humo de tu leyenda
lo que ahora veo.

Hoy descubrí, tarde,
eternamente tarde,
que te amaba.