jueves, 10 de junio de 2010

Madre -2-

Una y otra vez
aunque hablemos
con los amigos
y conozcamos sus
pequeños detalles,
su rica esperanza,
sus anhelos, sus fantasías…
Una y otra vez
volvemos a desembocar
en el infinito océano
de la conversación.
Y por la noche
en la almohada
de nuestra meditación,
entre todos aquellos
gozosos diálogos,
escogemos uno,
aquel que nos deja
en las entrañas,
un sabor de melocotón.
Aquella conversación
que nos viste
un enigmático sari
de seda,
en nuestro corazón.
Aquella conversación
que nutre
con vetusto chanaigo
nuestra imaginación.
Aquella conversación
que comienza
con una tierna mirada,
sabias y suaves palabras,
trenzan su argumentación,
y termina
con una dulce sonrisa,
con una bendita absolución.
Aquella conversación
con nuestra querida
madre.

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