martes, 27 de diciembre de 2011

PUDIERA SER

Pudiera ser que mis versos
fueran la onda del tiempo
que necesitaras, que precisaras,
para que mecida en ella,
de la pesadumbre te elevaras.
Pudiera ser que mis versos
te empujaran suave
a aquellos recuerdos
agradables, entretenidos, complacientes,
del azul profundo
de la sonrisa de la primavera.
Oh, pudiera ser que mis versos
como brisa que acaricia
la tez de la Luna, en la playa,
te extrajera un dulce suspiro,
que te llena de ilusión.
Pudiera ser que mis versos
como haz de luz en el viento
llegaran a tu azabache corazón
como arrumaco, como abrazo,
como algo más que una atención.
Pudiera ser que mis versos
acertaran a llegar a ti,
como florido jardín,
solo entonces,
las palabras rendidas
de este pequeño poema
brotarían sin fin.

viernes, 23 de diciembre de 2011

PEGALAJAR

Mis recuerdos de la infancia y juventud
son imágenes de laderas llenas de pinos,
casas blancas, juegos de niños,
y un horizonte repleto de olivos.
De baños en la fría charca,
manantial del deseo violeta.
En aquellos estivales meses,
paso por mi lado la felicidad,
éramos jóvenes satisfechos,
éramos bienaventurados en la calle,
éramos héroes de pantalón vaquero,
primos, amigos, furtivo susurro,
de la feria de las vanidades.
Esperábamos la princesa definitiva,
el cambio general en la prosperidad,
entre repletos billares,
y estruendosa música en la discoteca.
Y en aquellos momentos,
momentos de risas, alegría y jolgorio,
aparecía lo inesperado,
la vida estallaba en júbilo
porque la locura estaba cerca,
la revolución, y la rebeldía.
Y en aquellos momentos
nos creíamos eternos,
nos creíamos los dueños del mundo.
Imaginábamos un país
cargado de futuro, de luz y color,
un país de todos y para todos.
Elucubración de una quimera

sábado, 17 de diciembre de 2011

CUANDO ESTOY TRISTE ME CONVIERTO EN ÁRBOL

Cuando estoy triste me convierto en árbol,
primeros son los brazos, las manos,
que se mudan en ramas.
Me acaricia el viento,
habla conmigo y no es de mí.
Después la tez, el cuerpo entero.
Y soy un árbol.
Un árbol que tantea
la noche, cuando
la Luna ilumina,
el bendito camino
sobre la mar.
Árbol lejano, sobre la ladera,
lejano de tu amor, desamparado
errante como una estrella.
Árbol que se obstina
en dar sombras a esas golondrinas
vestidas de boda.
A veces silencio y otra vez árbol.
Cuando estoy triste me convierto en árbol.