viernes, 21 de mayo de 2010

Escribir un poema

Lo primero, sin duda
es contener
este nerviosismo
que es un gigante
o un molino.
Después escuchar
la sonoridad
de la noche
como un gran estruendo
en el vacío,
acercándome sentimientos
perfumados
de romero y tomillo.
Luego esta el verso,
ese verso preliminar,
convicto de pasión,
refinado, renovado y limpio.
Y el poema
va adquiriendo
visión panorámica,
inmensidad, vastedad,
como un amanecer
en tus brazos,
mi amor.
El poema va espaciándose
tranquilo
bajo un cielo enrarecido
mientras
las palabras, el verbo,
algo espectral
va haciendo
su camino.
Y eso es todo
quizás
alrededor de las ideas
se ciernen
miradas cautivas...

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