miércoles, 12 de enero de 2011

EL ASCENSOR DE LOS PERROS DE PAJA.

Esbirros de la hambrienta
escoria hueca y falsa.
Atestiguan el incansable
esfuerzo de la sinrazón,
negando la fiel batalla
de un buen corazón.
Intolerables animales,
depredadores destructivos,
que insisten
en controlar
el familiar entorno,
y, así, hacer decaer
el bendito progreso.
Podrida visión
de una maldad consciente.
Designio preconcebido
de torpes luchas,
en terrenos turbios.
Crimen organizado
de inoperantes falaces,
cual células tumorosas
en la colectividad.
Al final
el ascensor,
será otro de esos giros
inesperados
en los designios
del grupo salvaje.
No podemos pasar
de puntilla
por el hecho
de una negación
sin tino ni juicio.
El Homo inicuo
se ha hecho demasiado
siniestro, perverso, horrendo,
su hábitat salvaje
circuncida por completo
al honrado vecino.
Autentico desastre universal.
Impacto temible
en el mantenimiento vital
de la longevidad.
Plaga malvada,
pequeña en número,
que seguramente
no pueda arruinar
el bello planeta,
pero si destruir
una civilizada comunidad.

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