2-J
Desde mi libertad
soy fuerte porque soy volcán,
nunca me enseñaron a volar
pero el vuelo debo alzar
Ana Belén.
Sufrimiento callado, profundo.
Las tinieblas de aquellos días
en ella misma se enredaban.
Era en la noche taciturna
un diamante que brilla
guiando a su hombre,
erguido marinero.
Sombra de angustia,
copa de miseria
que no queria beber.
Precepto de pena…
La chispa vivaz de sus ojos
brilla en el crepúsculo resentido
de su historia.
Su resplandor puede
destruir su amargura.
Soledades compartidas,
Diadema derrotada,
Voluntades fraticidas,
Utopia desangrada.
Adonde no llegan constancias ajenas
llega su empeño de reina.
No sabe de límites hediondos,
ya que su tesón le hizo volar
bajo el cielo estrellado.
Desde su libertad
tiende la mano a la vida.
Cielo, firmamento que resucita.
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