A mis abuelos republícanos.
¿A dónde fueron
las palabras
que no dijimos?
¿Aquellas que callamos
por miedo
cuando los golpes,
cuando la tortura
se aferraba
a nuestra alma
cansada?
¿A dónde fueron
las palabras
que no
nos dejaron
decir?
Aquellas palabras
que gritamos
en silencio,
en nuestro
libre corazón,
en nuestra
limpia mirada.
o en nuestra libre mirada
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