jueves, 23 de diciembre de 2010

SUBJETIVIDAD DE UNOS AÑOS VULGARES.

A Raúl.


Tengo un sino
en el corazón,
de dolor, angustia y aflicción;
me dicen unos,
más lo niegan otros.
No sé por qué
me ha ocurrido,
ni lo que quiere decir.
Me va, me viene,
es una fatalidad,
para un mundo vulgar.
Tiene que ver
con un deseo,
en el ocaso
del triste viaje.
Una negligencia que ya ha pasado,
miles de veces,
incluso muertos.
Ya figuráis lo que sucederá,
destierro antiguo,
de una anormal repetición.
Debo aclarar
que mi paupérrima esperanza,
nunca me llevara
al pingue botín
del resplandor.
Quemado estoy.
Asfixiado.
Ciertamente da lo mismo
ser residente temporal
de este indiferente siglo.
Este agobio,
lo da la subjetividad
del temor,
del miedo.
Esta desazón,
de ser el centro
de la diana,
del menoscabo.
Con demasiada ansia,
conmoción, desasosiego,
de un tranquilo hombre.
Seguramente no son
los peores sentimientos,
ni los más opinados versos.
Y lo sé.
Ni siquiera es lo más
deficiente que te puede ocurrir.
Y lo sé.
Grisáceas sensaciones
que en un día
te acaecen.
Temporal de rabia,
cólera, furor.
Entonces siento
que soy una
hereje palabra,
de un poemario expurgo.

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