Al derramar tu sonrisa,
saludable masaje,
para nuestras almas cansadas,
somos menos paupérrimos.
Calmado llego a la cima
del buen humor,
y entonces escolto
tu gracioso andar.
Y tú desenvoltura infantil
me sumerge
en un océano
de la utopia.
Rubí, esmeralda, y zafiro
pones con tu encanto
en mis manos.
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