La tristeza es ahora quien regala
a mi alma cansada,
sale la melancolía y la aflicción.
El murmullo acumula tanto quebranto.
El pesar impone por entre raíces
un confín de vocablos en duelo.
Ya mis riñones casi flotan
de la pesadilla que se abre al desencanto.
Sentimiento encumbrado, desconfiado.
Desnudez de mi enajenación
fulgurando la noche en día.
La amargura cautiva los epílogos
No hay comentarios:
Publicar un comentario