Cuando me faltas, veo,
la chispa del corazón,
ilumina la solitaria estancia,
trayéndome la afabilidad
de tu humana compañía.
Ya no sé que es la fatiga,
ni siquiera busco
el lacerante destino.
Quiero acuñar los sentimientos,
detener el trastorno bipolar
del adiós, cubrirlo de gala
y despedirlo,
con el tosco pico
del buitre carroñero.
Allí estas en Málaga
con su cielo espigado,
tus manos posándose
en la olas de la mar
entre sirenas, ninfas y nereidas.
Mientras tanto
fluyen los objetos.
Libros que van y que vienen,
fotografías que vuelan raso,
besos que revolotean,
cual frágiles mariposas,
caricias que aletean
por mi espalda,
sonrisas que surcan mi alma,
miradas sensuales
que trotan por mi cara…
Armónica locura de un hombre,
atado a raudos recuerdos,
de la estrella, del deseo,
de tu bello cuerpo.
Como siempre genial
ResponderEliminar