miércoles, 2 de febrero de 2011

PARÍS

Grande, insigne,
París, se mueve,
ciudad protegida
por el cordón umbilical
de la amistad.
Que de pronto
se entusiasma
con su apremio
de tenerte
entre sus brazos.
(Esas enormes avenidas,
esas pequeñas callecitas)
En un derrotero
frenético, exaltado,
que no se detiene,
a no ser para tomar
un café en una cálida
y agradable brasseries.
Vives pensando
en nuevas sensaciones,
con un norte establecido.
Por el camino inexplorado,
impenetrable, buscas,
examinas, inquieres,
preguntándote
a ti misma,
por la conquista
de la felicidad.
Aumenta tu ventura
con tu ágil capacidad.
Intrépida, valiente,
a solas con su vida.

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