jueves, 30 de diciembre de 2010

POEMA DE LAS MANOS VACIAS.

Estoy pensando,
y la esencia de esta época
enseña sus dientes:
Cada seis segundo
un querido infante,
sonrisa pulcra,
agoniza y padece y expira.
Cada verso un difunto.
En medio de la senda,
nada, carencia y deceso.
Mujeres, princesas olvidadas,
primera causa de óbito
entre su viva adolescencia
y su radiante madurez.
Como guijarro
en la senda de la crisis,
(quiebra imprevisible
de los paupérrimos recursos)
los ¿Por qué?
buscan el desgarro
de la luz.
Hoy son la garra
del pueblo.
El fruto bendito
del incierto porvenir.
La voluntad
lucha dolida
con tanta imposibilidad...
El desasosiego del mundo
madura rápidamente,
incalculable cuenta
de una desastrosa quiebra.
Una cabeza, miles de ellas,
entre las manos temblorosas,
que no saben que hacer.
Las protestas sufren,
las llagas de la indiferencia.
Una sospecha
de huesos oprimidos,
palpan el misterio,
que suspende la carne mortal,
entre el dialogo
y el absolutismo.
Y mientras tanto,
el triunfo de las fracturas,
de las manos vacías.

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