Para romper
las leyendas,
para romper
todos mis versos,
para romper
toda la amargura,
y quedarme
atado a tu cuerpo,
hay demasiadas grietas;
todos los llantos míos,
que no me sirven
para vivir,
y todas tus dudas,
que no me ayudan
para abrazarte.
Y aquí estamos
despedazando los muros,
por los cuales se filtra,
día a día, noche a noche
nuestro intenso amor.
Insistiré,
entre tú y yo,
la arbitraria vida,
aún nos debe
un segundo amanecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario